jueves, 25 de enero de 2007

La ley dispareja es dura y absurda.

Laura Soto formalizada por su presunta responsabilidad en el desvío de platas de los Programas de Generación de Empleos (PGE) a su campaña parlamentaria congela su militancia en el PPD y acusa: "Se hicieron declaraciones inoportunas que a lo mejor dieron pie a que la fiscalía me viera huérfana de apoyo político". En otras palabras la justicia no persigue a quienes tienen apoyo político. Es cierto, ya lo sabemos, el mejor ejemplo es el acuerdo entre Longueira y Lagos para evitar que el fuese juzgado por la seguidilla de desfalcos y ardides que protagonizó desde el MOP. Quienes tenemos memoria ya teníamos prueba de ello, pero una vez más muestran la hilacha para los que no se han terminado de dar cuenta, y para refcrescar la memoria de todos: aquí la ley no es pareja, sino depende del “apoyo político” del presunto imputado.

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